jueves, 30 de agosto de 2007

Política vecinal, el punto más débil

CANCILLERÍA / Balance de los expertos a la gestión internacional de la Presidenta Bachelet y el ministro Foxley: Política vecinal, el punto más débil
La nueva cartografía peruana y algunas declaraciones bolivianas sobre un acuerdo marítimo refuerzan la alerta. La falta de claridad con los vecinos contrasta con el buen manejo comercial con las grandes potencias.
DIARIO EL MERCURIO / Miércoles 29 de agosto de 2007 / BRUNO EBNER / Link

En la hora de balance para la gestión de la Cancillería y de la Presidenta Bachelet en la política exterior chilena, los expertos enjuician su labor. Los últimos episodios con Perú y Bolivia son, a su vez, la alerta en la siempre compleja relación con estos países.
En principio hay coincidencia en que Bachelet partió con el pie izquierdo su gestión internacional, ya que su primera gira, a Argentina, la hizo asegurar a Chile el suministro de gas, lo que no se cumplió en el marco de una "alianza estratégica". Avanzado su mandato, subsisten las dudas sobre si Argentina vuelva a cerrar la llave.
Para el ex canciller Hernán Felipe Errázuriz, Bachelet debió partir por Brasil y México, ya que su gravitación en el mundo es muy superior a la del resto de América Latina, y no ha habido desencuentros con ellos. Países que, en palabras del analista Guillermo Holzmann, están en la llamada "ecuación de poder mundial".
Ambos valoran "el acierto" de darle un giro positivo a la relación con EE.UU. -aún sorteando críticas populistas de sectores de la Concertación- , logrando centrar la agenda en temas fuertes para esta potencia, pero aún débiles para Chile, como la educación y energía.

Hacia otro ministerio

También se mantiene el fuerte interés en el Asia-Pacífico, demostrado en los TLC con China, Japón y el acuerdo comercial con India. Y se destacan las muy buenas relaciones políticas con todos los países relevantes del orbe, como los de la Unión Europea y Australia; éste, con un TLC en trámite.
El experto internacional José Rodríguez Elizondo recuerda que estos avances "se mantienen en el marco de la estrategia del regionalismo abierto, en cuyo origen estuvo el actual canciller Foxley como ministro de Hacienda del gobierno de Aylwin".
Rodríguez cree que la suma ameritaría un futuro ministerio de comercio exterior, que procese y proyecte la enorme experiencia atesorada, que define como un "intangible acumulable". Para este hipotético ministerio, se cree que su mejor titular sería el mismo Foxley, al que se le ven más capacidades allí que en su desempeño como canciller.

Falta de claridad

Y he ahí que una de las principales falencias detectadas por los entendidos es que el trabajo de la Cancillería se ha orientado con una línea de trabajo más económica que política.
Ejemplo de esto, a juicio de Holzmann, es que además de los esfuerzos comerciales con China e India, el equilibrio político también pasa por Rusia. "Considerando que ésta también es parte de la ecuación geopolítica mundial, debiera evaluarse un TLC con este país", plantea. Añade que debiera aprovecharse también que Chile es apreciado en el contexto mundial como un importante "operador político internacional", capaz de generar acuerdos en el exterior.
A su vez, Errázuriz cree que el mayor problema de la Cancillería y Bachelet es su "enorme falta de claridad" para llevar la política exterior. El qué quiere Chile y dónde. "No han sido capaces de expresar a Argentina, por ejemplo, nuestros graves perjuicios por el incumplimiento en el suministro de gas", sentencia.
El ex canciller advierte que esta poca claridad también ha hecho que Bolivia no tenga conciencia de que una hipotética salida al mar "no puede dividir al país, y que ésta no puede no tener el acuerdo de Perú".Como ejemplo recuerda el confuso "episodio Finot": las declaraciones del ex cónsul boliviano sobre que el acuerdo por una salida al mar era inminente, el rechazo de Chile y su posterior destitución.
Para Errázuriz es imposible que Finot haya inventado todo, y es prueba de que el edificio Carrera no tiene o no plantea las cosas claras.
Y lo mismo pasa con Venezuela. Los entendidos ven que se ha intentado mantener una cierta amistad, pero sin compromiso, y no ha habido una definición clara de Chile sobre el régimen de Hugo Chávez.

Vías paralelas

También, las polémicas "cancillerías paralelas", dice Errázuriz -como la del PS a Argentina-, han aumentado la confusión, ya que "cuando un parlamentario va por su cuenta a Perú y Bolivia, puede ofrecer lo que quiera", observa.
El problema, se cree, es que este tipo de diplomacia refleja la condescendencia de la Cancillería con sectores políticos oficialistas, lo cual sólo agrava el comportamiento errático del Ejecutivo en la materia.
Un cercano a la Cancillería recuerda que esta vía paralela es similar a la que protagonizó Manuel Contreras en los peores momentos de la crisis del canal Beagle, en 1979. El entonces general hizo un comentado viaje a Argentina sobre la base de sus contactos allá, que sólo significó perjuicios a la línea oficial.

Mala nota con vecinos

Los expertos coinciden en que la gran falla ha sido la política vecinal. Apuntan a que hay demasiado énfasis, más idealista que realista, en desarrollar una amistad vecinal."El Gobierno ha creído que las empatías personales con el Presidente Kirchner y el canciller peruano García Belaúnde eran suficientes para entendimientos superiores, sobre los obstáculos de la relación bilateral", resume Hernán Felipe Errázuriz.
Además, sostiene que la gestión actual ha creado expectativas utópicas con Bolivia, y advierte que "serán costosas cuando se frustren no sólo en Bolivia, sino también en Perú". Señal de ello es la nueva cartografía peruana, que liquida cualquier aspiración de Bolivia al mar.
Rodríguez Elizondo plantea que hay una continuidad en la deficitaria relación política con los gobiernos de la región, especialmente los vecinos, y donde destaca la reactividad como método y la diplomacia presidencial al margen de la información ciudadana."Esto es percibible desde la ciudadanía como falta de estrategia para tratar la problemática vecinal, con sus iniciativas, gestos, priorizaciones y manejo de tiempos", argumenta.
Y si bien Guillermo Holzmann destaca como puntos importantes de la actual gestión la llamada "agenda sin exclusiones" con Bolivia y el "diálogo estratégico" con Perú, otros creen que -al igual que la rimbombante "alianza estratégica" con Argentina- se han quedado en palabrerías que no resuelven nada, pues no ha habido señales políticas claras que "rayen la cancha" a los demás países.Aún así se cree necesario aumentar la cooperación regional a países como Bolivia y Perú a través de ONG, pues su mayor estabilidad social disminuiría el clásico riesgo de tensiones con Chile por problemas internos.
Rodríguez Elizondo concluye destacando la "madre de todas las carencias: la insólitamente postergada reforma de la Cancillería", la cual acusa una falla del sistema político en su conjunto, el que "no sólo pertenece al Gobierno y la Presidenta".

Burocracia y poca difusión

Otro problema deriva de un hecho positivo: Chile tiene fuerte presencia en temas políticos internacionales, y de hecho participa en una multiplicidad de organismos importantes a nivel mundial. Señal de ello es su postulación a la Comisión de DD.HH. y al Consejo de Seguridad de la ONU. Además, Chile es miembro de su oficina para el control nuclear y el desarme.Lo malo, según Guillermo Holzmann, es el poco acceso público y difusión que existe para saber de la gran cantidad de organismos en los que Chile interviene. En efecto, el experto espera hace tres meses que la Cancillería le envíe el listado de las comisiones internacionales en que participa Chile.
Fuentes de la Cancillería aluden además a los problemas de burocracia y de sueldos en ese ministerio. La solución, según Hernán Felipe Errázuriz, pasa por aumentar los presupuestos y reformular los gastos y la administración. "Es posible y no requiere grandes cambios orgánicos, que demorarían muchos años", asegura.

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