martes, 28 de septiembre de 2010

A propósito de los 200 años...

Guillermo Holzmann, director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Chile, repasó en una entrevista con Infobae América el bicentenario y el fenómeno de los 33 mineros, y justificó el equilibrio económico del país en no haber tenido "décadas perdidas"

¿Cómo se encuentra Chile en pleno festejo de los 200 años de vida?

- Chile está en un punto de inflexión, frente a una alternativa satisfactoria en lo político y lo económico. A nivel regional hay muy buena relación con los vecinos tanto en lo comercial como en lo político y participamos a nivel regional de una organización tan importante como la Unasur.



Chile se encaminaba a festejar un bicentenario gris y triste tras el terremoto de febrero, pero la aparición con vida de los 33 mineros cambió el ánimo de la población...

- El terremoto fue terrible para el país, especialmente para cinco regiones. Marcó el humor del país máxime porque coincidió con un cambio de gobierno. Piñera se enfrentó con este cuadro cuando recién iniciaba su tarea para mostrar su propio sello en el gobierno. También la tragedia nos dejó desnudos frente a la naturaleza. Después aparece lo de los 33 mineros por los que nadie apostaba que estaban con vida. Piñera volvió inmediatamente de la asunción de Santos en Colombia y rindió porque cuando se los encontró con vida, fue un signo de esperanza que fortaleció la unidad nacional. Creció la idea de que Chile puede seguir adelante a pesar de la tragedia.



¿No hubo algo más detrás de tanta euforia?

- Hay varias lecturas. El impacto mediático se dio por lo que importa la minería para Chile. El trabajo minero tiene un trasfondo con grandes cambios políticos. Ha pasado en Inglaterra, en la Unión Soviética. El apego a la tierra del trabajo le da un enfoque ideológico que va más allá de lo razonable.


¿Qué opina de la gestión Piñera hasta ahora?

- Está buscando su identidad política. Se está enfrentando a los cambios que hay que hacer. Se está adecuando a gobernar. La centroderecha tiene que demostrar que puede gobernar. Los gobiernos se están distanciado cada vez más de la herencia de la guerra fría.


¿Chile es el que mejor hizo los deberes entre los países de América Latina?

- Chile entendió tempranamente, aún en dictadura, que el equilibrio macroeconómico del país le permite desarrollarse y proyectarse en un mundo cada vez más interconectado. Esto lo mantuvo la Concertación en sus 20 años de gobierno. Hay una plataforma macroeconómica que se mantiene pero que tiene que ser flexible, haciéndose cargo de la desigualdad y la pobreza sin atacar los fundamentos de su equilibrio. Los modelos de desarrollo no se cambian con cada gobierno que llega. Hay fortaleza institucional. Ahí está la distinción de Chile.


¿Qué es lo que usted más rescataría de estos 200 años de Chile?

- Ha demostrado que Estado y mercado pueden convivir y pueden vivir con el mismo sueño. El Estado construye universidades, plantas para el agua, protege a la sociedad con salud y alimentación. A esto se suma una renovada expresión social en Fabebook, Twitter, newsletters, que advierte cuando algo no gusta a los chilenos. El chileno está mucho mejor que hace 100 años atrás. Hay un desarrollo consistente en los últimos 30-40 años. Desde el '85 en adelante no tuvimos décadas perdidas como otros países. La Concertación se dio cuenta que el modelo que heredó, por más que no estuviera de acuerdo en lo ideológico, es el que terminó sosteniendo el crecimiento de la economía.

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